sábado, diciembre 16, 2006

¡Aclamemos al Señor con alegría!

Con esta antífona del Salmo, les dejo la homilía de este fin de semana. Cuidense, y preparen convenientemente la Navidad. No he actualizado este blog porque he estado con mucha pega...

Tercer domingo de Adviento
17.12.06

Lecturas
Sof. 3, 14 – 18 a.
Flp. 4, 4 – 7
Lc. 3, 10 – 18

Todo tiempo de Adviento es especial, pero se hace más evidente eso cuando esperamos con cariño el Nacimiento del Salvador. Y este Adviento, las lecturas continúan preparando nuestro corazón y vida para ese nacimiento. Hoy la liturgia nos invita a estar alegres en el Señor, porque éste, está cerca.
El profeta Sofonías nos habla de la esperanza y la alegría por el hecho de que el Señor habita en medio del pueblo: motivo de regocijo y causa de alegría para quienes han permanecido fieles esperando a su Señor, un pueblo pequeño y humilde, un “resto” fiel a las promesas del Señor. La lectura describe tanta alegría y gozo, que parece un texto de restauración final, como la que esperamos al fin de la historia. En la espera del nacimiento del Señor, también nos preparamos para ese acontecimiento, al final de la historia, y ciertamente debemos estar jubilosos y preparados.
Las recomendaciones de Pablo a la comunidad de Filipos, no hacen más que confirmar que debemos estar alegres, e insiste en esa idea. Junto con invitarles a estar alegres, les recomienda ser bondadosos, para que el testimonio de esa bondad sea la carta de presentación ante la comunidad que les observa; dejar de lado la angustia y permanecer firmes en la oración para alcanzar la paz de Dios en el corazón… elemento tan poco común en el mundo de hoy. Son recomendaciones para aprender a vivir en el mundo en que nos movemos, y venidas de San Pablo, ciertamente suenan muy bien.
El Evangelio de Lucas nos habla de parte de la vida de Juan Bautista, que anuncia fuertemente la conversión a quienes se acercaban a recibir su bautismo, como signo de preparación para la venida del Mesías. A quienes buscaban esa conversión, Juan les hablaba de un cambio de vida, tal como lo leemos hoy en el texto bíblico. En el Adviento, un modo concreto de preparar esa venida del Mesías hecho hombre, es cambiar en las actitudes que podemos tener malas.

Aprendizaje de la Palabra:
- Adviento, tiempo de la alegre espera: Al celebrar cada año el tiempo de la Venida del Señor, descubrimos un nuevo motivo de alegría; en el Adviento, cada hombre y mujer encuentra motivos “para seguir esperando” y alegrándose porque el Señor ya llega. La alegría, elemento tan difícil de encontrar en el mundo actual, se nos ofrece en esta Navidad de manos de un Niño Dios que vendrá para que tengamos motivos ciertos para estar alegres. Ese sello tan propio del cristianismo, es un buen regalo que podemos ofrecer, especialmente a quienes están tristes por la vida.
- Adviento, tiempo de testimoniar mi fe: También el tiempo de Adviento apunta a la idea de mostrar con testimonio de vida el seguimiento del Señor. No nos sirve decir que somos cristianos sin un testimonio real. Por ello, al igual que los que se acercaban a preguntar a Juan Bautista en el Evangelio sobre lo que debían hacer, nosotros esta Navidad también tenemos que hacernos esa pregunta para mostrar al mundo que Cristo vive.

Que tengas una buena semana. Bendiciones.