sábado, marzo 31, 2007

Domingo de Ramos

Hemos finalizado el tiempo de Cuaresma y desde hoy vivimos la Semana Santa, en la cual tenemos la oportunidad única de acercarnos más a los misterios de nuestra salvación. La Semana Santa (que iniciamos con esta celebración), la concluiremos el Domingo de Resurrección. Durante esta semana viviremos junto al Señor su entrada Triunfal en Jerusalén, nos acercaremos al Misterio de la Institución de la Eucaristía, le acompañaremos en su Pasión, Muerte y Resucitaremos junto a Él la noche de Vigilia Pascual.
El día de hoy, los sentimientos son de alegría y desconcierto también. Lo iniciamos con la alegría de reconocerle y de bendecirle como el Hijo de David, nos acercamos junto a la multitud que lo aclamaba al entrar en la ciudad santa, pero que pronto se dejará seducir por la intriga en contra del Señor preparada por las autoridades religiosas de Jerusalén.
Las lecturas nos mostrarán a un Señor que se deja llevar hasta el suplicio para así realizare la voluntad del Padre Dios. Isaías nos recuerda uno de los cánticos de un siervo, que se ha dejado atropellar por sus verdugos… este siervo no se ha arrancado de ese destino porque su confianza ha sido puesta en Dios, y en Él no quedará defraudada su esperanza.
Pablo, en la carta a los Efesios nos recuerda que el Señor se ha hecho siervo, haciéndose semejante a los hombres con el único objeto de salvarnos. Esa oblación le vale al Señor Jesús para ser exaltado por sobre todas las cosas, seres y condiciones. Solo ante Él se doblará toda rodilla y por Él se proclamará la Gloria de Dios.
El Evangelio de Lucas nos habla de muchas cosas: la institución de la Eucaristía en un discurso sobre el servicio, pero el acento se marca en la persona de Pedro, quien primero reafirma su condición de discípulo para caer en la traición de negarle luego… finalmente volverá al Señor. Entre estos temas, el Señor es entregado para ser crucificado por las autoridades religiosas de la época.
Este fin de semana tenemos los dos extremos del seguimiento del Señor… la gloria de la entrada triunfal, y la muerte y cruz de Jesús. Sin embargo, un tema cruza estos textos: la idea de ser discípulo, del servicio, del servidor, tal cual como lo apreciamos en el texto de Isaías o en el texto de Pablo, tal cual como lo vemos en la presencia de Pedro, y del discurso con el que se despide el Señor Jesús de los suyos en la Última Cena.
La invitación es clara para esta semana que iniciamos: hacernos servidores y discípulos del Señor, de los hombres y mujeres que viven necesidades, ser más cercanos al término “servicio”, tal cual como nos pide el Señor en el Evangelio. No hay duda que esta semana es el centro de nuestra vida espiritual. No la desperdiciemos.

viernes, marzo 30, 2007

Una historia

No pocas veces nos sentimos atrapados por las dificultades, sin saber que de ellas podemos sacar grandes enseñanzas, como la que leí en el blog de Barquisimetana quien desde Venezuela nos regala esta historia que pego a continuación:
Un día, el burro de una campesina se cayó en un pozo. El animal lloró fuertemente por horas, mientras la campesina trataba de averiguar qué hacer. Finalmente la campesina decidió que el animal ya estaba viejo, el pozo estaba seco, y necesitaba ser tapado de todas formas y que realmente no valía la pena sacar el burro. Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarla. Todos cogieron una pala y empezaron a tirar tierra al pozo.
El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró horriblemente. Luego, para sorpresa de todos, se aquietó. Después de unas cuantas paladas de tierra, la campesina finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio: con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble.
Se sacudía la tierra y daba un paso hacia arriba…mientras los vecinos seguían echando tierra encima del animal, él se sacudía y daba un paso hacia arriba. Bien pronto todo el mundo vio sorprendido como el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde del pozo y salió trotando.
La vida va a tirarte tierra, todos tipos de tierra…El truco para salirse del pozo es sacudírsela y dar un paso hacia arriba. Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba.Nosotros podemos salir de los mas profundos huecos, si nunca damos nuestro brazo a torcer (querer Salir). Sacudirse y dar un paso hacia arriba.
Simple y bello, no?

sábado, marzo 24, 2007

Homilía

Este es el último fin de semana antes de Semana. Aprovéchen de confesarse...
5º Domingo de Cuaresma
25.03.07

Lecturas
Is. 43, 16 – 21
Sal. 125
Flp. 3, 8 – 14
Jn. 8, 1 – 11

Estamos llegando a la última semana de Cuaresma antes de entrar de lleno en la Semana Santa, a la que el tiempo cuaresmal nos ha preparado. Ya la semana pasada hablábamos de hacer balances, y hoy las lecturas nos muestran la misericordia que Dios tiene con nosotros. Las lecturas de esta última semana cuaresmal nos hablan de las cosas que el Señor ha hecho por el pueblo, para darle vida y seguir manteniendo esa vida en ellos, lo que Pablo nos muestra respecto a su cercanía al Señor, el caso de la mujer en adulterio, que es perdonada por el Señor y exhortada a dejar esa vida. Miremos las lecturas.
Isaías nos muestra un texto que bien puede ser leído en corte profético, por el mensaje lleno de esperanza que tiene respecto del futuro del pueblo. El mismo Señor está haciendo germinar algo nuevo, se trata de una restauración tal que llevará que brote agua y vida en donde no lo había. De esa agua beberá el pueblo escogido para pregonar sus alabanzas. Hoy, al finalizar la Cuaresma casi, podemos mirar nosotros y reconocernos en ese pueblo escogido para pregonar esa alabanza a través de nuestra vida. El agua que Dios ha hecho brotar en medio nuestro, no debe secarse, sino continuar fluyendo por todos los rincones de nuestra sociedad. La Cuaresma no solo se trata de hacer un camino en el desierto, sino que se camina para llegar hasta el manantial.
Pablo ha encontrado el sentido de su vida al descubrir al Señor, y llega a decirnos que considera todo una desventaja comparado con el conocimiento del Señor, que las cosas son desperdicio al lado del Señor. Para eso, ha debido caminar y mirar adelante, pensando en llegar hasta la meta ofrecida por Dios a través de Cristo Jesús. Sin sonar pretencioso, Pablo quiere decirnos lo importante que es aprender a poner las cosas en su justa medida y saber darles el espacio que corresponde: Dios en primer lugar, y luego el resto.
Si no conociéramos anticipadamente el texto leído hoy en el Evangelio, talvez nos sonaría demasiado fuerte y extremo; sin embargo, como lo conocemos, solo diremos que así es el Señor, casi sin fijarnos en la actitud de los escribas y fariseos que llevan ante Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. Luego de recordarles Jesús que nadie está libre de pecado, viene la verdadera enseñanza del texto: “Yo tampoco te condeno, vete y no peques más en adelante”. El argumento del Señor para no condenar, es precisamente la capacidad de arrepentimiento necesario en quien ha cometido pecado; el hecho de mirar hacia delante, y al igual que Pablo, considerarlo todo desperdicio con tal de estar junto al Señor. Si bien la misericordia del Señor es inmensa (yo no te condeno), también esa misericordia exige de quien es perdonado actitudes claras que muestren su arrepentimiento (vete y no peques más en adelante). Por ahí fallamos hoy en nuestro camino. No pocas veces caemos en pecado, y pareciera que no queremos salir de él, y nos justificamos diciendo cuánto “me cuesta mucho”, o “es que ya soy así”. Incluso peores cosas, como acostumbrarnos a esa situación y verla como normal. El mal del pecado en la vida sin duda que nos aleja del rostro de Dios, y por ello en Cuaresma el Señor viene para darnos la oportunidad de una nueva vida.
Aprendizaje de la Palabra:
- Cuaresma, promesa de una nueva realidad: La cuaresma la hemos transitado por senderos de la conversión y la oración, las que unidas a la limosna y las acciones de misericordia, han dado un rostro mucho más divino, como debe ser, de las cosas. Hoy, al leer las lecturas descubrimos que el Señor muchas veces nos ha dejado transitar por caminos diversos, incluso alejados de su presencia (léase pecado), solo para invitarnos a vivir una nueva realidad. Hemos de esperar que al finalizar el tiempo cuaresmal, al igual que Pablo podamos considerar todo desperdicio si no estamos junto al Señor; que podamos descubrir que en el desierto cuaresmal se nos ha llevado hacia algo nuevo, que ha germinado: su propia gracia, su propia vida, así como Israel gozaba de esa promesa de agua en el desierto; que el Señor nos llama a una nueva realidad, como a la mujer adúltera, a cambiar de vida. La Cuaresma es una especie de subsidio que se nos ofreció, si la ocupamos bien, podremos sacar buenos provechos en nuestra vida.
- Cuaresma, lugar de la conversión y la misericordia: Un razgo cuaresmal, es la misericordia que necesitamos proclamarla a todas luces. Pero antes de proclamarla, claramente debemos experimentarla. El texto de la mujer adúltera, nos adentra en ese terreno. Nos podemos imaginar la terrible imagen de una mujer a punto de ser apedreada por haber sido descubierta en adulterio con un hombre… pero la respuesta de Jesús seguro caló hondo en su corazón. Durante la cuaresma fuimos invitados constantemente a esto mismo: Dios nos ofrecía su misericordia, a cambio de que cambiáramos nuestras actitudes de vida. Es el rol que hace la Iglesia hoy también como Madre que nos educa: nos llama constantemente a la conversión para experimentar la misericordia de Dios.

Pidamos al Señor estas gracias antes de entrar en la Semana Santa, sabiendo que la misericordia del Señor es infinita, y nos llena el corazón cuando nos abandonamos a sus manos. Amén.

sábado, marzo 17, 2007

Homilía

Un nuevo fin de semana para rezar con la Palabra de Dios.

4º domingo de Cuaresma
18.03.07

Lecturas
Jos. 4, 19; 5, 10 – 12
Sal. 33
2 Cor. 5, 17 – 21
Lc. 15, 1 – 3. 11 – 32

Al avanzar en el tiempo de Cuaresma, es bueno que hagamos un primer valance sobre lo que ya hemos vivido en este mes en la entrega de nuestro caminar cuaresmal. Las lecturas nos ofrecerán un escenario perfecto para la comprensión de esta nueva realidad.
La primera lectura, tomada del libro de Josué nos muestra parte de ese primer tiempo de Israel en la tierra que el Señor le había entregado. Hasta ese momento, en el desierto habían comido del maná; pero una vez estando en la tierra, la misma tierra produce un fruto. Han dejado atrás toda una historia en el desierto, y con ella, también Dios les ofrece la oportunidad de comenzar en su tierra a producir nuevos frutos para subsistir… una buena lectura espiritual del texto nos abre hacia el sentido del cambio en la vida, del pasar de una realidad a otra distinta, de seguir consecuencias en la vida. Dios en su misericordia siempre acompañó a Israel en su caminar, y eso lo percibimos también hoy en el breve texto leído. Ahí ya podemos hacer un primer balance respecto de esta Cuaresma.
La segunda carta de Pablo a los Corintios nos habla sobre la necesidad de dejarnos reconciliar con Dios por medio de Cristo, quien precisamente nos ha abierto la puerta de la reconciliación con Dios mediante su entrega; solo así seremos una criatura nueva en Cristo, dejando atrás lo antiguo. Al hablarnos de nueva criatura en Cristo Pablo piensa en un mundo distinto, en el que Cristo reine en el corazón y acciones humanas. Nada más preciso para el tiempo cuaresmal.
En el Evangelio, Lucas nos presenta uno de los textos más bellos en el que a través de una parábola se nos regala una clara enseñanza respecto de lo que Cristo viene a hacer… abrir sus brazos para acogernos a todos, especialmente a los que más necesitamos de esa misericordia; a mostrarnos un rostro de paternidad de parte de Dios que se hace inminente seguir en el trato con los demás. En la parábola, conocida como el hijo pródigo, el Señor quiere mostrarnos lo que el buen Padre Dios hace cada vez que nos alejamos de su lado, para irnos por la vida haciendo de ella lo que se nos antoja. Dios espera, todas las tardes a que ese hijo que se ha ido regrese… y cuando lo ve venir, se conmueve hasta las entrañas – signo muy de mamá - para darle la bienvenida nuevamente. De la parábola podemos sacar muchas enseñanzas, respecto a la actitud paternal – maternal del padre, del hijo que se ha ido y regresa arrepentido, del otro hijo que siempre estuvo en casa, pero que no comprende la actitud misericordiosa de su padre… y nosotros podemos estar en cualquiera de los tres personajes del relato, dependiendo de la óptica que tengamos. En cuaresma, esta parábola nos muestra la necesidad de dejarnos reconciliar con Dios tal como Pablo nos decía y sobre todo en el acercamiento a los demás con misericordia y arrepentimiento si hemos fallado con los hermanos alrededor.




Aprendizaje de la Palabra:
- Cuaresma, camino junto al Señor para producir frutos: Les proponía al iniciar esta homilía la posibilidad de revisar nuestras vidas durante este tiempo de Cuaresma para ver cómo la he llevado, cómo he sentido el caminar junto al Señor antes de llegar a su Pasión, muerte y Resurrección. A la luz de la primera lectura, podemos ver que Dios conduce a un pueblo hasta una tierra en donde ellos deben comenzar a alimentarse luego de que el Señor lo hiciera por el largo desierto. Hoy, al llegar a la 4ª semana de Cuaresma, también queremos revisar si los frutos sembrados han empezado a producir algo… ¿Qué cosas me propuse al partir la Cuaresma? Si aún no lo he hecho, todavía estoy a tiempo para enmendar esa parte, si lo he hecho, es bueno mirar cómo van creciendo esos frutos.
- Cuaresma, tiempo de reconciliación con Dios: San Pablo nos invita a dejarnos reconciliar con el Señor, a semejanza de lo que Cristo ha hecho con nosotros. En la Cuaresma, bien lo sabemos es el tiempo para ello. Confesarnos es una buena opción, pero también hacer gestos de reconciliación con el Señor a través de obras de misericordia, haciendo más oración, caminando más cerca suyo. La cuaresma es solo un medio para ello, el trabajo de nuestra parte es el resto.
- Cuaresma, tiempo de misericordia y arrepentimiento: Estas dos notas distintivas que las tomamos de la parábola leída, son muy propias de un corazón convertido. A la luz de la lectura evangélica, ¿qué cosa más clara hay que la misericordia de Dios? Solo quien se ha sentido perdonado por Dios puede comprender el profundo sentido de la misericordia del Señor. Hoy, tenemos que aprender a ofrecer misericordia, a arrepentirnos por lo mal que hayamos actuado, y sobre todo aprender a ofrecer eso para los demás. La Cuaresma habrá sido provechosa en nuestra vida, si aprendemos a actuar como el padre de la parábola.

Pidamos al Señor la gracia de aprender a vivir como verdaderos hijos suyos, que buscamos una nueva tierra en donde vivir bajo su amor y misericordia. Que el Señor nos muestre el camino y nos abra el corazón para este cometido. Amén.

sábado, marzo 03, 2007

Segundo Domingo de Cuaresma

2º Domingo de Cuaresma
04.03.07

Lecturas
Gn. 15, 5 – 12. 17 – 18
Sal. 26
Flp. 3, 17 – 4, 1
Lc. 9, 28b – 36

Ya la semana pasada, al iniciar la Cuaresma, hablábamos de la necesidad de revisar la historia, de fortalecer la fe y reconocer nuestras tentaciones. Hoy, las lecturas nos hablarán de Alianza, de aspirar a la perfección y nos llevarán a contemplar la realidad del Señor glorioso que nos invita a nosotros a lo mismo. En cada semana de la Cuaresma aprendemos a construir nuestro camino junto al Señor que se encamina a su Oblación por nosotros.
En la primera lectura, tomada del libro del Génesis, se nos muestra un pacto que el Señor ha hecho con Abrám, hablándole sobre su descendencia. El pacto o alianza, es para comenzar a construir una historia que jamás se ha interrumpido, la Historia de la Salvación. Al hablar de Alianza, estamos diciendo la relación en la cual dos partes se comprometen en determinados términos a cumplir un acuerdo que beneficie a ambas partes. Sin embargo, al hablar de Alianza en la Biblia, el beneficiado es el hombre, porque Dios al acercarse al hombre, solo busca ser amigo. En el caso de Abrám, esta Alanza le asegura una descendencia incontable, y así abre su corazón a la amistad que Dios le promete. Entonces, en este texto la Alianza aparece asociada a la idea de la vida, de la fe, y en la Cuaresma, hacia allá nos movemos también.
Cuando Pablo escribía a la comunidad de Filipos, lo hace con todo el corazón, quebrado porque hay algunos que no toman en serio el caminar junto al Señor Jesús. Les habla de una realidad que talvez no tomaban en cuenta: el ser ciudadanos del cielo, y por ello, herederos de la gloria que el mismo Jesús vive. En el tiempo de Cuaresma, se nos invita a todos a aprender a mirar las cosas del cielo, tener una mirada mucho más celestial de las cosas que hacemos, y esforzarnos por cambiar aquellas cosas demasiado terrenales.
El Evangelio de Lucas nos acerca a un Jesús rodeado de gloria, prefigurando su Gloria definitiva, pero nos muestra con los discípulos la necesidad de vivir el día a día, sin dejar de hacer las cosas que debemos hacer para alcanzar también esa gloria. Las palabras del Padre que se escuchan en el texto, nos sirven para recordar lo que debemos hacer día a día… ¿Qué sentido tiene la transfiguración del Señor ante sus discípulos? Darles aliento para continuar en su discipulado. En la Cuaresma, siempre leemos este texto para mostrarnos también lo que viene en la vida de cada discípulo del Señor.

Aprendizaje y vivencia de la Palabra.
- En la Cuaresma, miramos nuestra Alianza con Dios: El tema de la Alianza es un eje que atraviesa toda la vida del hombre en la Biblia; de hecho, la Biblia tiene su razón de ser por la Alianza que Dios hizo primero con Abrahám, y luego a través de los profetas, hasta llegar a sellarla definitivamente a Jesús. En la Cuaresma, revisamos una vez más la Alianza, que Dios no ha roto, pero que muchas veces, como leemos en la Biblia, hemos roto los hombres. Una nota muy particular de la Alianza entre Dios y el hombre, es que ésta no se cortará jamás, aunque la olvidemos, Dios nunca lo hará. Por eso, en este tiempo la invitación es a preguntarnos, ¿qué he hecho yo con esa Alianza?, ¿la vivo realmente?, ¿la conozco?, ¿la reviso constantemente?. La carta de Pablo nos da un tirón de orejas para que revisemos nuestra vida y actitudes.
- En la cuaresma, somos Ciudadanos del cielo, pero con una misión muy definida en la tierra: La verdad, es que no solo en la Cuaresma somos ciudadanos del cielo, sino que siempre, pues lo llevamos inscrito en nuestra alma, pero de un modo particular lo revitalizamos en estas semanas. Ahora, para alcanzar esa ciudadanía, tenemos que vivir primero en la tierra, con los pies bien puestos en ella. Al contemplar al Maestro, los discípulos en la Transfiguración no alcanzan a dimensionar lo que eso significa, por ello las palabras del Padre nos aterrizan para cumplir la voluntad del Señor. ¿cómo enfrentamos estas Palabras hoy?
Pidamos al Señor en esta semana el poder conocer profundamente sus Palabras, el aprender a revitalizar la Alianza que cada uno en el corazón hace con Dios, el ser mejores cada día. Amén