sábado, abril 21, 2007

Plenitu de la Pascua

3º Domingo de Pascua
22.04.07

Lecturas
Hech. 5, 27 – 32. 40b – 41
Sal. 29
Apoc. 5, 11 – 14
Jn. 21, 1 – 19

Durante el tiempo Pascual, cada uno tiene la posibilidad de hacer mucho más tangible la relación con el Señor. En realidad, el tiempo Pascual es como adelantar el cielo por unos días, y vivir junto al Señor Resucitado que se sigue manifestando claramente en la vida. El mensaje de estos días es claro: Jesús ha muerto por nuestros pecados, pero ha Resucitado… y es ese el mensaje que hay que transmitir a todos.
La primera lectura, resume un poco lo dicho anteriormente. Nos topamos con un texto en que los Apóstoles son cuestionados por el Sanedrín y los sumos sacerdotes, quienes les prohíben hablar en el nombre de Jesús. Pedro, lleno del Espíritu Santo, habla con vehemencia y fuerza sobre el Resucitado. El testimonio, es la base de su mensaje y es la base de la enseñanza que entregan a quienes les siguen. Detrás de ellos, sin duda, el mismo Espíritu Santo les alienta para anunciar el mensaje de salvación.
El bello texto del Apocalipsis, hoy nos sigue narrando las cosas que Juan observa. Hoy ve a la Corte Celestial que adoran al Señor que está sentado en el Trono, quien es digno de recibir todo honor y gloria. El autor no deja de admirarse de lo que observa, y nos confirma lo que esperamos del cielo: que todas las criaturas están adorando al Señor. En la liturgia, nosotros hacemos eso también.
El Evangelio de Juan nos sigue narrando la gran alegría de estos días Pascuales: El Señor está Resucitado. Juan nos cuenta un texto lleno de muchos detalles que hacen que la lectura sea amena y muy particular. Los discípulos han vuelto a su oficio (pescadores), de la mano de Pedro quien les guía en la esquiva pesca que realizan en la noche. Al amanecer, el mismo Jesús que se les muestra, les ordena echar las redes nuevamente, y al hacerlo, Juan lo reconoce avisándole a Pedro. Nada más llegar a la orilla, el Señor les da de comer… se respira confianza y calidez en las palabras del Evangelista, que nos transmite lo vivido. Luego, una segunda parte del texto, en donde el Señor le pregunta a Pedro sobre el amor… tres preguntas para confirmar que le necesita para una misión mucho más importante que solo ser pescadores de peces… ser Pescador de Hombres, o sea, ser quienes se dediquen a recoger a los hombres para llevarlos hasta Dios. El texto, centrado en un diálogo de amor, solo busca una respuesta a esa misma altura. La Eucaristía asoma como el lugar preciso para proclamar el amor de Dios por los hombres, y la confianza entregada.

Aprendizaje de la Palabra:
- Pascua del Señor, tiempo del testimonio: El texto de los Hechos de los Apóstoles, no hacen más que confirmar que el Evangelio de Jesús no se puede callar, que estamos llamados a ser verdaderos testigos, valientes de su mensaje de salvación. ¿Qué hubiese pasado si Pedro y los demás discípulos hubiesen callado lo que vivieron junto al Señor? Seguramente como comunidad no tendríamos la posibilidad de existir plenamente. Gran parte de lo que somos, lo debemos al testimonio valiente de muchos que anónimamente nos alientan en la fe y que han hecho posible, gracias a su testimonio, que Dios sea amado por millones en todo el mundo. La Pascua es el tiempo preciso para proclamar con más fuerza que nunca que Cristo vive Resucitado en medio de su pueblo, que nos cuida, que nos regala su vida para que tengamos Vida Eterna.
- La Iglesia y su tarea evangelizadora: Si hay cosas de las que podemos estar 100% seguros en la Iglesia, es de haber recibido la misión de apacentar al rebaño directamente del Señor. Así lo hemos leído hoy, porque la comunidad cristiana desde sus albores así lo entendió. Juan hoy nos relata en el Evangelio la experiencia de una comunidad que camina, que trabaja, a la cual a veces se le ha perdido la presencia del Señor, pero que vuelve cada vez que necesita encontrarse con Él… ¿y donde lo descubre? En la Eucaristía, el Sacramento del mismo Señor. De ella se nutre para poder evangelizar a quienes lo necesitan. Preocupaciones habrán muchas, lo mismo que flaquezas y abandonos, pero el Señor siempre permanecerá fiel a la orilla del mar, esperando con la mesa servida para alimentarnos, para que desde allí podamos salir a alimentar a otros.¿Quién responde a ese llamado? Es importante hoy por hoy hacernos esa pregunta: la vida vocacional de muchos, está en juego, y necesitamos dar respuesta, especialmente por la labor evangelizadora que cada uno, desde su realidad debe asumir a plenitud.


Pidamos al Señor poder caminar siempre bajo la luz de su Resurrección, sabiendo que nadie transita solo en la fe, sino que vivimos en la comunidad en donde el Resucitado nos alienta y alimenta. Amén.

2 comentarios:

Semilla dijo...

Así sea... muy hermosa tu reflexión.
¡A proclamar entoncas la alegría de que Cristo a resusitado!...
Cariños

Cristian dijo...

Así es Semilla. Bendiciones.