sábado, diciembre 15, 2007

Tiempo de Adviento

3º Domingo de Adviento


Lecturas
Is. 35, 1 – 6. 10
Sal. 145
Sant. 5, 7 – 10
Mt. 11, 2 – 11

El tiempo del Adviento que vivimos estos días, ciertamente es un tiempo especial para todos. La cercana Navidad, a todos debe motivarnos para hacer que en nuestra vida nazca el Niño Dios en los próximos días. Nuestra esperanza está puesta en ese nacimiento, mirando hacia ese acontecimiento y mostrando un claro mensaje: vivan esperanzados y alegres, porque el Señor ya viene. Miremos las lecturas de este fin de semana.
La primera lectura, tomada del profeta Isaías, nos habla sobre el florecimiento del desierto, sobre la alegría de la tierra, porque viene el Señor. El profeta invita a fortalecer los brazos débiles, robustecer las rodillas que vacilan, a ser fuertes, porque la alegría de la venida del Señor está a las puertas. La profecía se completa con una imagen decidora: “se abrirán los ojos de los ciegos, se destaparán los oídos de los sordos, el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo”… es una imagen plena, acabada, completa sobre la suerte de quienes viven bajo el amparo del Señor; es una profecía a punto de cumplirse. El texto remata de la siguiente forma: “Volverán los rescatados por el Señor, entrarán en Sión gritando de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañará el gozo y la alegría; la tristeza y los gemidos se alejarán”. Eso es la Navidad que esperamos. El profeta, habla ciertamente de la vuelta a Sión, la tierra prometida. Nosotros aplicamos esta profecía para hablar y mostrar nuestra alegría por la vuelta a nuestra tierra, por el nacimiento del Salvador.
La espera es una característica de la vida cristiana, y el apóstol Santiago se encarga de recordar hoy esa espera paciente, fortalecida en la certeza de la venida del Señor. Da como ejemplo a un sembrador, que sabe que los frutos llegarán cuando sea la época adecuada, y recomienda fijarse en los profetas que lo esperaron esperanzados. El Adviento es un tiempo de esperanza muy potente, en donde crecemos en este don. Nosotros caminamos pacientes tras esta esperanza.
Mateo hoy, en la figura de Juan Bautista, nos alienta a crecer en una pregunta: ¿Eres tu el que ha de venir, o debemos esperar a otro? Y la respuesta de Jesús es clara: “Cuenten lo que ven y oyen: los ciegos ven y los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres”… ¿Necesitamos más signos? Estos son una clara manifestación del Mesianismo, de la era en la que Dios reinará… tal como lo anunció Isaías en la primera lectura. Jesús es el cumplimiento pleno de los anuncios de los profetas.

Aprendizaje de la Palabra:
- Adviento es el tiempo de la Esperanza: No hay duda que las tres lecturas, aunque no mencionen claramente la palabra, terminan alentándonos en la idea de la esperanza, que debe crecer fuertemente. Siempre hemos escuchado que tenemos que vivir esperanzados; estos días previos, esa esperanza se hace patente, porque sabemos que el Señor viene, que nacerá en los corazones de quienes lo esperan, que su Presencia llenará la vida de la tierra, para recrearla, tal como lo soñaba Israel de acuerdo a las palabras de Isaías, o como lo hace el sembrador que está esperando para cosechar los frutos, o como Juan Bautista, que se esperanza y pregunta al Señor si es Él a quien esperan con amor. El Adviento debe llenarnos de esta virtud, de este don, y hacer que la Esperanza crezca, que gane terreno en la vida diaria.
- Adviento es el tiempo de la Alegría: También las lecturas de esta semana hacen incapié en este tema. Es la llamada del profeta, es lo que Jesús termina por aclarar… la alegría traspasa el cosmos y las carencias físicas; las imágenes que describe Isaías son enormemente decidoras, y en ellas se manifestará algún día la salvación que el Señor nos ha prometido.

Pidamos al Señor que durante estos días previos a la Navidad crezcamos cada día más en la esperanza y la alegría, como signos claros de un tiempo mesiánico, previo a la llegada del Señor Jesús que nacerá en la Navidad. Amén.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Padre Cristian:
Su homilia me hizo reaccionar y reflexionar porque estaba con una penita, digo penita porque no hay nada que el Señor no ayude a solucionar, como lo pude sentir al escuchar su homilia y ahora al leerla, se reafirma la esperanza y la alegria del alma renace con mas fuerza.
Gracias y Dios lo bendiga.