viernes, julio 25, 2008

17º Domingo del tiempo ordinario

27.07.08

Lecturas

1 Rey. 3, 5. 7 – 12

Sal. 116

Rom. 8, 28 – 30

Mt. 13, 44 – 52

Dios dispone todo lo necesario para aquellos que le aman, más aún para quienes se muestran humildes y sencillos con Él, como el Rey Salomón que solo le pide prudencia y sabiduría para reinar. Es en las grandes cosas en donde aparecen los verdaderos hombres y mujeres de fe, que son capaces de vender todo lo que tienen para poseer este Gran Don que es el Reino. En este contexto leeremos las lecturas de este fin de semana propuestas por la liturgia de la Palabra.

La primera lectura tomada del primer libro de los Reyes nos narra el encuentro de Dios con Salomón, quien ha heredado de su padre David el reinado de Israel, antes de que fuera dividido. En este encuentro, Dios le ofrece pedir lo que quiera… y el rey le pide “un corazón compasivo para juzgar el pueblo, para discernir entre el bien y el mal”. Dios, que cumple su promesa de dar lo que quiera, cumple este deseo de Salomón transformándolo en el hombre sabio, fama que la historia le ha dado. No hay duda que el Señor mira bien de este deseo del rey, y como no, especialmente por el cargo que desempeña en medio del pueblo. En la época de Salomón, los reyes son designaciones de Dios, y por lo mismo, son extensiones de su amor y paternidad para con el pueblo. Un gran compromiso de quienes eran elegidos y ungidos reyes, que no siempre se cumplió como debía ser.

La carta de Pablo a los Romanos, nos recuerda que el actuar de Dios siempre es a favor de quienes le aman, Dios ha hecho que el mundo siga avanzando, y ha fortalecido de modo especial a sus predilectos amados hijos. En Cristo, su Hijo Primogénito nos ha llamado, nos ha salvado, santificado y glorificado. ¿Habrá don más grande para los que tienen fe que responder a este llamado? Solo desde ésta óptica podemos entender las cosas que ocurren en nuestro alrededor y que nos afectan. ¿Qué es lo que Dios quiere? Nos preguntamos muchas veces… Pablo nos dice hoy: la disposición de todas las cosas, Dios las ha hecho para nuestro bien.

El Evangelio de Mateo, continúa por tercera semana consecutiva en el capítulo 13, que habla sobre las parábolas del Reino. Ese es el mensaje del texto de las semanas anteriores, y hoy no será la excepción. El Reino aparece en el texto proclamado como un tesoro escondido en el campo, que un hombre al descubrirlo, vende lo que tiene para comprar ese campo; o como un hombre que negocia perlas finas, que al encontrar una de gran valor, vende todo lo que tiene para comprarla; o a una red que recoge toda clase de peces en el mar… las comparaciones hablan por si mismas: en las dos primeras, el Reino representados por un tesoro o una perla, superan cualquier otro bien que los hombres poseían anteriormente. Así, el Reino es presentado como el Bien Supremo a conseguir, desasiéndose de los otros bienes poseídos. En la última, el Reino es presentado como una gran red, que atrapa todo tipo de peces: es parecido como el trigo y la cizaña (que se deja hasta el final, y solo en la ciega es apartado el trigo de la maleza), que solo es separada los peces buenos de los malos al ser revisada por los pescadores al final de la faena. Termina con otra comparación sobre el Reino: Se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo…

Aprendizaje de la Palabra:

- El Reino de los cielos es para los humildes: Estoy inventando un texto que no aparece así dicho en las lecturas de hoy, pero que podemos deducir con claridad, aunque Jesús ya las había dicho en las Bienaventuranzas. La humildad hace cercano el Reino en nuestra vida. Y con mayor razón cuando nos abandonamos a su Voluntad, sabiendo que Dios dispone todas las cosas para nuestro bien (2ª lectura). La humildad para descubrir que hemos encontrado otro tesoro mucho más grande que el que creemos tener, aunque esta vez, ya no movidos por la ambición de tener, sino de querer despojarnos de aquello que se nos ha concedido tener, como el poder del que gozaba Salomón (1ª lectura). El Reino, es solo para los que se atreven a ser valientes delante de Dios.

- El Reino es el cumplimiento de nuestros sueños de vida nueva: Pablo nos dice que todas las cosas que nos pasan, son para asemejarnos al Hijo Unigénito; allí hay salvación, hay comprensión de la realidad y sobre todo, vida renovada. Vender todo para comprar ese Don, implicará dejar atrás muchas cosas, e iniciar una nueva vida, que nos obligará a ser prudentes y mesurados, justos y sabios (1ª lectura), aprender a sacar cosas nuevas y viejas de nosotros mismos. Vivir renovados de verdad.

- El Reino es un tesoro: Esto es lo que debemos entender hoy. El Reino es un tesoro, un Don puesto en nuestras manos para cuidarlo y poseerlo. A modo de mal entendido, muchos en la época de Jesús esperaban que la manifestación del Reino que Cristo anunciaba, se manifestara hasta con violencia frente a los enemigos de Israel… pero no… ya la semana pasaba hablábamos que una categoría importante del Reino, es la paciencia con que se manifiesta; hoy extendemos esa paciencia, al hecho de que el Reino necesita ser buscado y revelado en todos los ámbitos en que nos movemos para que se desarrolle. El Reino, es manifestación de algo que está latente, pero que aún no es evidente para todos…

Pidamos este fin de semana, ser sabios y prudentes en la búsqueda del bien, en la generosidad para extender el Reino, sabiendo que en Jesús hemos sido salvados. Amén.

2 comentarios:

Telefono Azul dijo...

Gracias por este "pidamos este fin de semana"... porque estamos muy necesitados de aprender y transmitir el amor que Jesús nos da.
Saludos.

Anónimo dijo...

La sabiduria es el gran don, que trae en si la prudencia,"la prudencia es camino a la santidad de vida. Es buscar decidir siempre de acuerdo a la voluntad de Dios" (sale en la hojita del Domingo 13 de Julio)la prudencia en el trato, la prudencia en las palabras, la prudencia en las decisiones...ha pedir con todo nuestro corazon esas virtudes que nos acercan a Dios.
Dios lo bendiga.