sábado, agosto 08, 2009

Homilía

Domingo 19º del tiempo ordinario

09.08.09

Lecturas

1 Re. 19, 1 – 8

Sal. 33

Ef. 4, 30 – 5, 2

Jn. 6, 41 – 51

Tercera semana en que las lecturas nos presentan el tema de la comida como elemento central del discurso: Elías que es alimentado por Dios en el desierto para tomar fuerzas y seguir el camino; el ejemplo de Jesús que nos indica Pablo que dice que se ha entregado como ofrenda al Padre; el mismo Jesús que nos reitera que es el alimento para la vida del mundo.

El primer libro de los Reyes, nos cuenta de la huída del profeta Elías, que se ha enfrentado a falsos profetas, y los ha matado. Esto hace que la Reina Jezabel se enfurezca contra él, dictando una orden de muerte en su contra. Elías huye a la montaña santa, al Horeb, y en ese camino por el desierto, siente perder las fuerzas no solo físicas, sino también espirituales, al sentir la ausencia de Dios. Quiere morir: “quítame la vida…” le pide. Es ahí cuando aparece el Señor, quien a través de un ángel le conforta en ese camino, invitándole a alimentarse: “levántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar”. Recupera así sus fuerzas del cuerpo y del alma.

La carta de Pablo a los Efesios, nos sigue dando recomendaciones a ejemplo de Jesús que se ha hecho ofrenda al Padre por nosotros: hoy nos invita a tener buen trato con todos (fuera amarguras, arrebatos, iras, gritos, insultos) y actuar de acuerdo al proceder por el que nos salvaron (ser buenos, compasivos, perdonar, amar). Al ser continuidad del texto de la semana pasada, no podemos dejar de hacer referencia al revestirnos del hombre nuevo, dejando atrás al hombre viejo.

El Evangelista Juan continúa narrando la escena de Jesús y la multitud que lo escuchaba hablar sobre el discurso del Pan de Vida. Hoy, con asombro, los que lo escuchan, lo critican ya abiertamente por hacerse pasar como nuevo maná, como el pan bajado del cielo. Y aunque no lo comprendan ni ellos ni nosotros, ciertamente lo es. Jesús es el único que puede alimentar nuestras necesidades espirituales. Él es la comunión que el Padre nos deja para estar en su Presencia… Él es el pan que da la vida al mundo.

Aprendizaje de la Palabra:

- Dios alimenta en los momentos de dificultades: La realidad que asoma en la primera lectura, en donde el profeta Elías desfallece de cansancio por los problemas, deseándose incluso la muerte, nos enseña que no todo está perdido, porque nunca estamos solos realmente; Dios siempre está a nuestro lado para alentarnos y levantarnos, para alimentarnos y fortalecernos. Esta verdad, la debemos recordar cada vez que vivamos situaciones difíciles, para no morir espiritualmente. Dios alimenta cada vez que el hombre lo necesita. ¿Me dejo alimentar por Dios?

- Ser ofrenda agradable a Dios en todo: Pablo, al proponernos el ejemplo de Jesús para seguirlo, nos invita a ofrecernos también en actitudes claras que comprometan nuestro actuar frente a los demás: son cosas sencillas, pero contundentes las que nos invita a cambiar. ¿Cuáles de las actitudes descritas puedo cambiar ya?

- Jesús, nuevo Alimento del Padre: Israel, había comido el maná en el desierto (lo leímos la semana antes pasada), Elías es alimentado por el Ángel del Señor, también en el desierto. Jesús alimenta a la multitud en un lugar desierto, lejos de la ciudad… la diferencia entre esta última escena y las dos primeras, es que en ésta última, es Jesús quien da el alimento… y es el alimento mismo. Juan pretende hacernos entender a nosotros, sus lectores actuales, que Jesús es el Pan que da la Vida al mundo. Y la Eucaristía (Nuevo Maná) es la prueba máxima que tenemos. ¿También nosotros pondremos obstáculos para que Dios nos alimente?

Pidamos al Señor ser alimentados siempre por este Nuevo Maná, y además tener la docilidad de cambiar en nuestra vida. Amén.

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