sábado, febrero 03, 2007

Homilía

Ya se que hace mucho que no escribía en este blog.... he vuelto. Bendiciones a todos.
5º Domingo del tiempo ordinario
04.02.07

Lecturas
Is. 6, 1 – 2 a. 3 – 8
Sal. 137
1 Cor. 15, 1 – 11
Lc. 5, 1 – 11


Cada fin de semana al enfrentarnos a la Palabra de Dios tenemos la posibilidad de acercar nuestra vida a lo que el Señor nos muestra a través de las lecturas; y sin duda al leer este fin de semana las lecturas, podemos tener un parámetro que nos hace aterrizar en la realidad en que estamos (el pecado), pero no podemos tampoco quedarnos con un sentir pesimista, sino recoger nuestra vida, y dejarnos limpiar y purificar por el Señor para descubrir lo que Dios quiere de nosotros (vocación).
La primera lectura tomada del profeta Isaías, nos habla sobre la vocación de este hombre que descubre en la realidad en la que vive el llamado de Dios. El texto, una visión al parecer en un ambiente de liturgia y santuario (el humo del incienso, los cantos), nos muestra cómo Dios le purifica de sus pecados (acción de tocar), que el profeta reconoce al enfrentarse a Dios y queda capacitado para recibir la misión para la cual el Señor le ha preparado: enviarle a los hermanos. El esquema nos deja ver la actitud de disposición y conversión del profeta de Dios.
San Pablo en la primera carta a los Corintios, nos narra también parte de esa vocación de apóstol que recibió, del testimonio que ha recibido y que invita a la comunidad a transmitir y vivir fielmente, sin cambiar nada. Se reconoce también pecador – la frase “soy fruto un aborto”- nos refleja como se siente con ese don inmerecido de ser escogido para predicar al Señor. La fe, es la clave en este punto, y es a lo que finalmente les invita, a creer.
El Evangelio de Lucas, que nos acompañará durante este año litúrgico, nos muestra una escena en la que el Señor está rodeado de gente escuchándole hablar sobre Dios, mientras algunos pescadores están a la orilla del lago trabajando, y escuchando también al Señor. Jesús le pide a Pedro la barca para hacer de mejor manera su predicación, y al finalizar, le ordena ir a pescar nuevamente. Pedro, conocedor del oficio, le replica que ya lo han hecho toda la noche, y nada, pero que en su nombre lo harán nuevamente… y ocurre lo impensado… las redes llenas. Pedro entonces reconoce el poderío de la Palabra de Jesús, se abandona a ellas y reconoce su pecado, atemorizado por lo vivido. El Señor calma su angustia, y llama a todos los que estaban en la barca a seguirle.

Aprendizaje de la Palabra:
- Huellas de llamado: Un parámetro importante este fin de semana en las lecturas que hemos escuchado es el tema de la vocación a la cual el Señor nos invita a cada uno. ¿A quien enviará? ¿Qué le responderemos? Y que se note que las preguntas, no apuntan al sentido clásico que entendemos solo para los consagrados o consagradas, sino al hecho de ser fieles en lo que hacemos a diario, en nuestro trabajo, como el de los pescadores que estaban con Pedro. Ser fiel a ese llamado, será la clave de la felicidad también en nuestra vida, porque al aceptar ese llamado, al descubrir lo que Dios quiere de nosotros, encontraremos la felicidad en esta vida.
- Reconocimiento del pecado, abandono en Dios y cambio: Es el otro parámetro que aparece en las tres lecturas de esta semana… el pecado, el dejarse limpiar por Dios y la nueva vida. Es el proceso cristiano al que todos estamos invitados a seguir. No siempre es fácil, pero la respuesta a esa invitación dependerá de lo que cada uno pueda abandonarse a ese caminar: Dios invita, el hombre responde.

Demos gracias al Señor por lo que hace por cada uno, por invitarnos a seguirle, por limpiar nuestra vida, por hablarnos en nuestro lenguaje. Amén.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Padre Cristian por su homilia. Bendiciones.