sábado, marzo 24, 2007

Homilía

Este es el último fin de semana antes de Semana. Aprovéchen de confesarse...
5º Domingo de Cuaresma
25.03.07

Lecturas
Is. 43, 16 – 21
Sal. 125
Flp. 3, 8 – 14
Jn. 8, 1 – 11

Estamos llegando a la última semana de Cuaresma antes de entrar de lleno en la Semana Santa, a la que el tiempo cuaresmal nos ha preparado. Ya la semana pasada hablábamos de hacer balances, y hoy las lecturas nos muestran la misericordia que Dios tiene con nosotros. Las lecturas de esta última semana cuaresmal nos hablan de las cosas que el Señor ha hecho por el pueblo, para darle vida y seguir manteniendo esa vida en ellos, lo que Pablo nos muestra respecto a su cercanía al Señor, el caso de la mujer en adulterio, que es perdonada por el Señor y exhortada a dejar esa vida. Miremos las lecturas.
Isaías nos muestra un texto que bien puede ser leído en corte profético, por el mensaje lleno de esperanza que tiene respecto del futuro del pueblo. El mismo Señor está haciendo germinar algo nuevo, se trata de una restauración tal que llevará que brote agua y vida en donde no lo había. De esa agua beberá el pueblo escogido para pregonar sus alabanzas. Hoy, al finalizar la Cuaresma casi, podemos mirar nosotros y reconocernos en ese pueblo escogido para pregonar esa alabanza a través de nuestra vida. El agua que Dios ha hecho brotar en medio nuestro, no debe secarse, sino continuar fluyendo por todos los rincones de nuestra sociedad. La Cuaresma no solo se trata de hacer un camino en el desierto, sino que se camina para llegar hasta el manantial.
Pablo ha encontrado el sentido de su vida al descubrir al Señor, y llega a decirnos que considera todo una desventaja comparado con el conocimiento del Señor, que las cosas son desperdicio al lado del Señor. Para eso, ha debido caminar y mirar adelante, pensando en llegar hasta la meta ofrecida por Dios a través de Cristo Jesús. Sin sonar pretencioso, Pablo quiere decirnos lo importante que es aprender a poner las cosas en su justa medida y saber darles el espacio que corresponde: Dios en primer lugar, y luego el resto.
Si no conociéramos anticipadamente el texto leído hoy en el Evangelio, talvez nos sonaría demasiado fuerte y extremo; sin embargo, como lo conocemos, solo diremos que así es el Señor, casi sin fijarnos en la actitud de los escribas y fariseos que llevan ante Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. Luego de recordarles Jesús que nadie está libre de pecado, viene la verdadera enseñanza del texto: “Yo tampoco te condeno, vete y no peques más en adelante”. El argumento del Señor para no condenar, es precisamente la capacidad de arrepentimiento necesario en quien ha cometido pecado; el hecho de mirar hacia delante, y al igual que Pablo, considerarlo todo desperdicio con tal de estar junto al Señor. Si bien la misericordia del Señor es inmensa (yo no te condeno), también esa misericordia exige de quien es perdonado actitudes claras que muestren su arrepentimiento (vete y no peques más en adelante). Por ahí fallamos hoy en nuestro camino. No pocas veces caemos en pecado, y pareciera que no queremos salir de él, y nos justificamos diciendo cuánto “me cuesta mucho”, o “es que ya soy así”. Incluso peores cosas, como acostumbrarnos a esa situación y verla como normal. El mal del pecado en la vida sin duda que nos aleja del rostro de Dios, y por ello en Cuaresma el Señor viene para darnos la oportunidad de una nueva vida.
Aprendizaje de la Palabra:
- Cuaresma, promesa de una nueva realidad: La cuaresma la hemos transitado por senderos de la conversión y la oración, las que unidas a la limosna y las acciones de misericordia, han dado un rostro mucho más divino, como debe ser, de las cosas. Hoy, al leer las lecturas descubrimos que el Señor muchas veces nos ha dejado transitar por caminos diversos, incluso alejados de su presencia (léase pecado), solo para invitarnos a vivir una nueva realidad. Hemos de esperar que al finalizar el tiempo cuaresmal, al igual que Pablo podamos considerar todo desperdicio si no estamos junto al Señor; que podamos descubrir que en el desierto cuaresmal se nos ha llevado hacia algo nuevo, que ha germinado: su propia gracia, su propia vida, así como Israel gozaba de esa promesa de agua en el desierto; que el Señor nos llama a una nueva realidad, como a la mujer adúltera, a cambiar de vida. La Cuaresma es una especie de subsidio que se nos ofreció, si la ocupamos bien, podremos sacar buenos provechos en nuestra vida.
- Cuaresma, lugar de la conversión y la misericordia: Un razgo cuaresmal, es la misericordia que necesitamos proclamarla a todas luces. Pero antes de proclamarla, claramente debemos experimentarla. El texto de la mujer adúltera, nos adentra en ese terreno. Nos podemos imaginar la terrible imagen de una mujer a punto de ser apedreada por haber sido descubierta en adulterio con un hombre… pero la respuesta de Jesús seguro caló hondo en su corazón. Durante la cuaresma fuimos invitados constantemente a esto mismo: Dios nos ofrecía su misericordia, a cambio de que cambiáramos nuestras actitudes de vida. Es el rol que hace la Iglesia hoy también como Madre que nos educa: nos llama constantemente a la conversión para experimentar la misericordia de Dios.

Pidamos al Señor estas gracias antes de entrar en la Semana Santa, sabiendo que la misericordia del Señor es infinita, y nos llena el corazón cuando nos abandonamos a sus manos. Amén.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, saludos desde Perú. Siempre es grato encontrar blogs con reflexiones y en este caso con Homilías bien preparadas. Gracias.

Anónimo dijo...

Fiel a sus homilias. Bendiciones. Maria Laura

Carlos el Narrador dijo...

Hola, buen día desde Perú

Llegué a su blog, digamos curioseando, quizás deba decir surfeando. Leí su post sobre el aniversario de matrimonio de sus parientes...yo llevo dos años de casado...espero llegar a veinte o más. Me dicen que me casé tarde, yo digo, me casé a tiempo.

Y llegué hasta aquí. A su blog de homilías. Le contaré que este domingo pasado, el sacerdote, luego de la homilía, leyó como estribillo hasta el final de la misa: "Yo tampoco te condeno, vete y no peques más en adelante". Fue muy didáctica la idea, ya que motivaba a la reflexión.

Mañana espero participar en la fiesta del Domingo de Ramos...

A mi me gusta, la ceremonia de la Vigilia Pascual. Yo iba a una iglesia de sacerdotes jesuitas, quedaba como a dos horas de mi casa(en bus)...sin ser de esa parroquia, me había integrado a ella. Hace unos veinte años, celebramos la noche del sábado de vigilia, con una actividad que a mi me dejó impresionado. Durante una semana, juntamos latas vacías de leche (se les colocó una tela como material combustible) y se dispusieron en las faldas de un cerro(la iglesia, quedaba a las faldas de un cerro). Mientras se leía en la misa, la historia de la salvación, un compañero nuestro, iba con una antorcha y decía: "Estoy salvando a mi pueblo de Egipto"...con la antorcha, llegaba donde las latas y encendía un grupo de ellas. Al final de las lecturas, quedó encendida en el cerro una gigantesca cruz...por los movimientos que hacían las llamas de las latitas, se me imaginaba que esa cruz se movía...Esa cruz, bendigaba a toda la población, sean o no creyentes. Esa cruz, mostraba la Luz.

Perdón por lo largo del comentario. Muchas gracias.

Carlos el baterillero.

Cristian dijo...

MILANTA: Gracias por tus palabras. Este blog lo tengo para poder ayudar a otros a acercarse a la Palabra de Dios, las de las Misas sobre todo. Bendiciones.

MARIA LAURA: Ud. siempre fiel a mis blogs... gracias por ello. Bendiciones.

CARLOS EL BATERILLERO: Bienvenido hermano tu también a este lugar, no importa cómo llegaste, solo llegaste. Gracias por compartir también tu experiencia. Bendiciones.