sábado, noviembre 04, 2006

Amar a Dios y al Prójimo

31º domingo del tiempo ordinario
05.11.06

Lecturas
Deut. 6, 1 – 6
Sal 17
Heb. 7, 23 – 28
Mc. 12, 28b- 34

“Tu no estás lejos del Reino de los Cielos”… ¿a quien de nosotros no le gustaría que Jesús nos dirigiera esas Palabras? Creo que todos queremos escucharlas, y asegurarnos de que Jesús nos las dice a mi. Este fin de semana, las lecturas nos dicen esta oración, y mucho más. Revisaremos en el A. T. las Palabras que Moisés ha recibido de Dios respecto a la Vida, a cómo alcanzar la salvación; escucharemos en la carta a los Hebreos que nos habla nuevamente sobre el Sacerdocio de Jesús y su Sacrificio perfecto; y en el Evangelio escuchamos un camino de perfección en base a las Palabras de la ley resumidas en el mandato del amor. Miremos un poco más.
El pueblo de Israel, bien sabemos, se forma en torno a la figura de Moisés que les aglutina y se transforma en el intercesor entre el pueblo y Dios. En ese contexto, escuchamos esta lectura, del libro del Deuteronomio - que nos habla sobre leyes sagradas - sobre la ley que debe saber y cumplir un buen israelita para vivir. En realidad, se trata de un texto no menor para todo buen israelita: es parte de uno de los llamados “credos de fe” israelita: “Escucha Israel; El Señor, tu Dios, es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy…” Hoy, nosotros también recibimos este credo como algo nuestro y necesario para alcanzar la Vida Eterna. Estas palabras fueron dadas a Israel para que tuvieran una larga vida, ellos, sus hijos y sus nietos. La invitación es a empeñarse en cumplirlos. Es un pacto, una alianza, un trato muy fuerte. Que bueno que podamos hacer hoy nuestras estas palabras.
El sacerdocio de Cristo, es eterno e inmutable, que no necesita ser actualizado como el del A. T. En Jesús, Dios Padre nos ha abierto las puertas de la salvación a través de su Sacrificio. Eso es por la Resurrección de Jesús, que nos ha abierto esas puertas santas de la salvación y de ese modo, se ha hecho prójimo nuestro acompañándonos en el sacrificio.
El Evangelio de Marcos, sigue la línea de la primera lectura que hemos escuchado, y nos habla sobre la Ley de Dios. En un diálogo Jesús y un escriba – un conocedor de la ley - que se acerca a preguntar a Jesús a preguntar cuál es el primer mandato; Jesús le responde sobre el amor a Dios primero, y luego el amor al prójimo. Debemos leer en el escriba un deseo muy profundo del mundo judío, por mantenerse apegado de verdad al plan de salvación de Dios; por ello, su contrapregunta y respuesta apunta a un corazón convertido, que pone en el centro de la vida el amor más que los sacrificios externos que podamos realizar. Su respuesta provoca la respuesta favorable de Jesús, que muestra su admiración por lo bien respondido. En el escriba, podemos ver una búsqueda auténtica de la verdad, que deja fuera las cosas que pueden estropear el toparse con lo verdadero y claro del Evangelio.

Aprendizaje de la Palabra:

- El corazón de la ley: Al leer el texto del Deuteronomio, podemos descubrir tras él todo un espíritu que apunta a conocer y grabar en el corazón lo que Dios nos manda. El israelita así lo aprendió; hoy nosotros como cristianos así también queremos vivirlo. Esto será posible en la medida que coloquemos en el corazón esa ley, la hagamos nuestra y la vivamos a conciencia, con lealtad y esfuerzo día a día.
- Amor a Dios y al prójimo: Las lecturas de este fin de semana buscan que volvamos al centro del Mensaje de Salvación, que se reduce a esta frase: Amar a Dios y al prójimo, que vale mucho a los ojos de Dios y nos aprovecha para nuestro propio bien. Suena fácil decirlo, pero ciertamente es un camino que necesita primero tener un corazón bien dispuesto y claro respecto de lo que debemos conocer para seguir a Dios.

Pidamos a Dios la gracia de poder amarle y servirle, sobre todo en los demás, en nuestros prójimos, en quienes buscan una mano de amor y cariño. Amén.

2 comentarios:

Semilla dijo...

Me sigue gustando la manera en que explicas estas cosas... me quedo con esta frase en especial: "Pidamos a Dios la gracia de poder amarle y servirle, sobre todo en los demás, en nuestros prójimos, en quienes buscan una mano de amor y cariño. Amén". Gracias... Cariños

Cristian dijo...

SEMILLA: Gracias por tus comentarios. Espero que sigas haciéndolo. Paz y bien.