viernes, julio 13, 2007

Amar en toda circunstancia

Lecturas
Deut. 30, 9-14
Sal. 68
Col. 1, 15-20
Lc. 10, 25-37

Nos encontramos en pleno tiempo ordinario, y Dios nos habla a través de su Palabra que nos muestra hoy el cuestionamiento sobre alcanzar la perfección… Hoy, las lecturas nos llevan al tema del cumplimiento de los dos primeros mandatos del Señor: Amar a Dios con todo el corazón, y al prójimo, como a uno mismo. Las claves de lectura nos llevan hasta lo más profundo de nuestra existencia, a reconocer al Señor y a quienes tenemos al lado nuestro. Ser criatura del Señor, nos debe llevar a reconocer para qué fuimos creados: para amar. Ahí está la verdadera vocación del hombre; ahí está el desarrollo de nuestra naturaleza; ahí está la respuesta más profunda a todos nuestros cuestionamientos.
En la primera lectura, tomada del libro del Deuteronomio, leemos como Moisés le recuerda al pueblo que el Señor bendice con muchos bienes a quienes le aman. En la concepción judía, la bendición era signo de estar con Dios; por ese mismo motivo, quienes estaban mal en la vida, era porque habían realizado algo mal, o peor aún, no estaban cumpliendo el mandato principal del Señor: Amarle por sobre todo, y por lo mismo, no contaban con la bendición de Dios. Concepciones religiosas, que hasta hoy algunos creen. La lectura nos arroja sin embargo, mucha claridad respecto de lo que Dios nos pide: Escuchar la voz del Señor, observar sus mandamientos… estas dos cosas son una sola, o sea, vivir de acuerdo al querer divino. La lectura nos dice que esto no es inalcanzable, sino que está en cerca de uno, en el corazón y en la boca, para practicarla.
En la carta a los Colosenses, Pablo nos presenta un bello himno a Cristo, en donde Jesús aparece como el primogénito y Señor de todas las cosas creadas: Todo ha sido creado por Él y para Él; todo subsiste por Él; Él es la cabeza de la Iglesia; Él es el reconciliador de Dios y el hombre; es el Señor de todo. Este hermoso himno a Cristo Señor de la creación y la Redención, debe llevarnos a reflexionar con respecto al seguimiento que hacemos del Señor, y el rol que ocupa en nuestra vida: es el centro de todo… de allí la necesidad de tenerlo en el lugar que le corresponde.
En el Evangelio, Lucas nos lleva a una de las enseñanzas más poderosas del Señor: amar a los demás, por encima de cualquier diferencia que haya. La historia del samaritano, es de esas historias que al maestro de la ley, debió sonarle como un trueno en sus oídos: ¡ayudar a un enemigo, como si fuera mi hermano! Algo impensado en sus esquemas religiosos y sociales; y más aún si se trata de que mi enemigo está ayudando a un hermano mío, a quien dos personas antes no habían socorrido. La historia de este hombre samaritano, que tenían diferencias religiosas y sociales importantes con los judíos, sorprende al maestro de la ley, quien ni siquiera se atreve a mencionar su nombre cuando Jesús le pregunta con respecto al hombre que fue prójimo del hombre asaltado (“el que tuvo compasión de él”, responde el maestro de la ley). El mensaje es claro: amar a los demás, pasa por sobre las diferencias humanas.
En esta parábola, el prójimo ya no es solo quien pertenece al pueblo de Dios, sino todo hombre que se aproxima a quienes necesitan amor, aunque sea un extranjero, o un enemigo como ocurre en este texto. Lo irónico del texto es que quienes pasan por alto el mandato de amar, son el sacerdote y el levita, que son quienes instruyen al pueblo de Dios; lo que demuestra que una cosa es conocer el mandato, y otra distinta es vivirlo. Su conocimiento no fue suficiente para responder a una necesidad concreta que se les presentaba. Talvez no estaban abiertos del todo a la misericordia, que es fundamental para amar.
Bien. Ya hemos analizado lo que dice la Palabra, veamos ahora su aplicación práctica. Nosotros hemos crecido escuchando que debemos amar al Señor y al prójimo con todo el corazón, y como nos amamos a nosotros; sin embargo, a veces nos enredamos en cosas aledañas. No podemos vivir creyendo que debemos estar solo para vivir para nosotros. No. Debemos pensar en los otros, en nuestros vecinos. Amar nos hace bien, porque nos hace salir de nuestras preocupaciones, de nuestro egoísmo, de nuestros esquemas. ¿Qué cosa nos pide en concreto las lecturas este fin de semana?
- Dios bendice la fidelidad de sus hijos: En la primera lectura, escuchábamos que Moisés les habla al pueblo, de la bendición del Señor por quienes han sido fieles en su Alianza. El cumplimiento del mandato de amar a Dios con todas las fuerzas, ayuda a que el discípulo no de aleje de Dios, y es eso lo que da la fortaleza para caminar, y trae consigo bendiciones y gracias, pero sobre todo, estabilidad en la relación con el Señor. No evita los problemas, pero ayuda a dar fortaleza para enfrentarlos.
- Cristo, primogénito de la Creación y de la Redención de mi vida: Este es un hermoso himno litúrgico, que parece que la comunidad primitiva la usaba para ilustrar su seguimiento al Señor; está dividido en dos claras partes: Cristo primogénito de la creación, y primogénito, o cabeza de la Iglesia; o sea, Creador y Señor de todo. Es importante hacer nuestro el espíritu de este himno, porque cuando Cristo es nuestro centro, nosotros podemos descansar en su realeza, y dejar que Él vaya haciendo el camino con nosotros. Nosotros, los católicos, sabemos que esa creación que Dios nos dio, ha sido asumida por Jesús, junto a nuestra salvación, tienen sentido en el amor que Dios tiene por nosotros, y que nos manifiesta en su Hijo Jesús.
- El amor traspasa cualquier barrera: El texto del samaritano misericordioso, nos da pie para hablar de la vocación para la cual Dios nos creó: no basta solo con amar a Dios, como nos pide la primera lectura, hay que ir más allá, amar al prójimo, incluso a aquellos con quienes podemos tener diferencias. La exigencia es más fuerte entonces, y esta parábola debe llevarnos a pensar en la relación que tengo con aquellas personas con las que tengo algún problema... ¿estoy dispuesto a ayudarlas? ¿sería capaz de vencerme y hacerles un bien? ¿alguna vez he actuado teniendo misericordia con quienes me han hecho algún daño? No deja de ser cuestionadora esta lectura.

Muchas veces, podemos caer en el error en que cae el maestro de la ley, que le consulta al Señor. Podemos conocer de memoria los mandatos, pero el saberlos, no nos justifica. Ser cristiano, discípulo de Jesús debe llevarnos a actitudes de amor. Pidamos este domingo ser capaz de cumplir el mandato del amor, tanto a Dios como al prójimo. Si cumplimos el primero, el segundo saldrá natural de nuestras actitudes.
La pregunta que debemos hacernos este fin de semana es ¿cómo puedo yo ser prójimo de mi hermano? Quien logre responderse esa pregunta fundamental, teniendo actitudes concretas, ya habrá cumplido el mandato del amor. Amén.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Padre Cristian:
Bien dijo en un momento muy conflictivo Juan pablo II en el parque O'Higgins "EL AMOR ES MAS FUERTE" y llego la paz. Esta homilia es para una reflexion y una conversacion muy profunda con el Señor. Yo soy hincha del Amor en todos sus sentidos y en todas circunstancias. Somos hechos a imagen y semejanza de Dios en el amor y cuando mas cerca de El estamos mas amamos.Bien dice El amar a los que nos aman, ¿que gracia tiene? y a veces recibimos mas ingratitud de quienes amamos.Que Dios lo bendiga. Cariños. Maria Laura

Anónimo dijo...

Bella Homilia, un saludo

Cristian dijo...

MARIA LAURA: Lo del Papa, claro que fue muy potente en un momento muy difícil también para el país. También es cierto que a veces recibimos ingratitud de la gente que más amamos... gracias por recordármelo. Bendiciones.

CARLOS JBS: Gracias. Bendiciones.